Con un súbito sobresalto y rayando en la taquicardia, me despierta por la mañana el sonido del despertador, esto asegura que: a)llegaré a tiempo a la junta de las 8, y b)mentaré madres por haberme tener que deja los brazos de Morfeo.
Una vez apagado dicho estridente aparatejo, comienza la "rutina matinal" es decir, ganarle la regadera a tu hermana que se le hizo otra vez tarde y tiene 15 minutos de retraso y te pide que porfa, porfa le cedas tu turno, sólo esta vez... en fin me lo pide diario...tal vez deba cambiar mi rutina.
Lista, vestida y preparada; tomo el yogurt para beber del refri (total se completa con el sandwich del periférico), el portafolio y a encamincarse en el camino hacia la oficina menos mal que reduje una hora gracias al segundo piso. Gracias tecnología que inventó Blackberries, cerraron un carril (nooo eso no pasa) y la taquicardia matutina no sirvió de nada, ¡no llego al "conference" de las 8! Tomo la llamada en el auto.
Día normal de trabajo, ya se escaló un problema con el jefe, tengo junta con los clientes, proveedores, el quejoso, el quejumbres y hasta el perico para que cada quién se haga "accountable" y se sientan el "empowerment" que les da la compañía y con el "feedback" se resuelvan los "issues" que todos tienen. ¿En qué momento el idioma corporativo se volvió pocho? Anyway...
Transcurre la tarde, hora de salida... gracias a DIOS.
Dos horas en el coche para llegar a casa.... menos mal que esto no es todos los días....ah, no así es. Lo bueno es que el viernes es "business casual"